viernes, 7 de septiembre de 2012

El Orgasmo Estático o la via del Valle

El Orgasmo Estático o la via del Valle 


Consiste en la unión sexual del hombre y de la mujer en un éxtasis total y nirvanico, vibrante, eterico, espiritual, donde todo el cuerpo vibra al unísono en estático placer, se puede permanecer horas en ese estado de éxtasis, placentero, de deleite de todo el cuerpo como receptor y dador de la energía sexual.

El cuerpo de la mujer como instrumento receptor de esta energía cósmica, porque no le puedo dar otro nombre, traslada el placer sexual de sus centros físicos genitales, a la columna vertebral desde el hueso sacro, donde se encuentra dormida la serpiente o energía kundalini, y que como canal atraviesa el cuerpo sumergiéndolo en una completa onda de placer que traspasa a la mujer como un todo vibrante, estático y placentero, mas allá de las palabras para describir la sensación de placer exquisita que bombea sutil, lenta y acompasadamente en cámara lenta todo el campo energético de la Diosa, Shakti que se deja poseer y paralizar por su Dios Shiva.

Este orgasmo cósmico estático es sagrado, y rejuvenece, eleva el estado de consciencia de los implicados y de aquellos que se acercan a ellos. Shiva induce a Shakti a través del desencadenamiento energético de la diosa desde su palacio ovárico, en el cual se encuentran todos los fluidos secretos del paraiso terrenal. 

La vibración total de los cuerpos unidos en una dimensión elevada de conciencia son energía purísima y el cuerpo de las dos amantes se unen espiritual y etéricamente, haciéndose nada, y todo con el todo en una danza de placer vibrante estática que puede durar horas o hasta que uno de los Amantes y llenos de gracia decida terminar con la sesión de tantra espiritual estático.

El orgasmo estático es un estado de gracia involuntario otorgado a los amantes y bendiciendo esa unión mística, creando un matrimonio sagrado para la eternidad. 

El EXTASIS es una experiencia incomunicable, es algo místico y a la vez sexual. Son dos aspectos de una misma cosa. La energía que produce el éxtasis sexual, es la misma que nos lleva al éxtasis místico.

Cuando no perdemos la energía sexual, esta retorna hacia adentro y hacia arriba, para formar nuestros vehículos superiores de conciencia, los cuerpos internos. Una vez formados estos cuerpos internos, el hombre entra en una dimensión de la vida totalmente desconocida para la humanidad. Pero la cristalización de este nuevo hombre es toda una creación, una creación que se asemeja a la formación del universo, ya que somos un universo.


La vivencia de lo sexual como una comunión espiritual con nuestra pareja nos permite fusionarnos con nuestro Dios interno, con la totalidad, con eso que nunca dejamos de ser, la ETERNIDAD.

En vez de tener una relación rápida y que se corta abruptamente por la irrupción del "orgasmo", el MAGO se deleita danzando con su esposa en las aguas de la diosa y su VOLUPTUOSIDAD.
Esto se puede repetir tantas veces cuantas se quiera sin jamás sobrevenir el cansancio, pues todo lo contrario, es la clave mágica para ser diariamente rejuvenecido, manteniendo el cuerpo sano y prolongando la vida, ya que es una fuente de salud con esta constante magnetización." (Curso Zodiacal, A.Krum Heller).

Gracias sobre todo a la Vía del Valle el tántrico, el hombre llega a «feminizar» su experiencia de la sexualidad. Esta experiencia difusa es también la del tántrico que no se acopla a una vagina, sino que se une al ser total, a la mujer física, psíquica y cósmica, es decir a la encarnación de Shakti.

Cuando el lingam ha establecido el contacto íntimo, cuando percibe el yoni, Shiva participa en el deseo y en la emoción erótica de Shakti. A partir del lingam su experiencia erótica es como una mancha de aceite, gana progresivamente todo su vientre, viaja a lo largo de su columna vertebral y por último hace vibrar cada célula de su cuerpo. Participa intensamente en la emoción sexual última de Shakti cuando ella vive un profundo orgasmo. Percibe así el ser secreto de la mujer, sin tratar de apropiarse de su cuerpo ni de su sexo.

 No piensa: «Es mi mujer, y su sexo y su sexualidad me pertenecen». Percibe, en el sexo, la expresión del poder creador cósmico suprapersonal. Unido a Shakti, todo su cuerpo se convierte en organo sexual, no solo el lingam como en la unión ordinaria. Los papeles pueden alternarse: primero Shakti dirige el juego, luego Shiva, o a la inversa, alternando fases de inmovilidad y de lenguaje secreto, es decir, de contracciones vaginales a las que el lingam responde. Hay que evitar «pensar» los movimientos, intelectualizar el acto, que sin embargo debe ser todo el tiempo consciente.

La pareja permanece así receptiva, disponible a todos los matices de la experiencia tanto a nivel genital como en el cuerpo entero. Una sensación inefable de fusión es, en principio, un logro normal en la Vía del Valle; en principio porque al comienzo parece menos satisfactoria que los contactos usuales no tántricos, pero pronto la exploración de este universo nuevo resulta fascinante. Además uno no se propone «convertirse» de una vez por todas a este tipo de unión y hacer de él su menú exclusivo: una vía no excluye jamás la otra. La Vía del Valle permite a Shiva quedar indefinidamente en contacto y comprobar que inhibir la eyaculación no plantea ningún problema y no reduce, más bien al contrario, la voluptuosidad sexual.

Maria Tirone mas 
Texto de Catherine Yronwode.



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